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‘Paisanaje’, el thriller rural de Francisco Panera que habla de despoblación y memoria
El quinto libro del autor basauritarra ya está a la venta y en fase de presentación
Susana Martín
Una gasolinera abandonada. Es la desoladora imagen que ilustra la portada de Paisanaje, el nuevo libro del escritor basauritarra Francisco Panera. En su quinta obra, deja en un segundo plano el género de novela histórica de sus tres primeras (El sueño de Akala, Mentir es encender fuego y Siete cuerdas) para “explorar temas nuevos y asomarme a otros estilos”. Ya lo hizo en su anterior trabajo, Dolor, donde se adentró en la novela negra. Y ahora sumerge al lector en un thriller rural “que ahonda en cuestiones como la despoblación o la recuperación de la memoria histórica”.
Esa instantánea de una estación de servicio desmantelada y solitaria, en mitad de la nada, sirve al autor como excusa para contextualizar la historia en Vega de la Calzada, un pueblo cualquiera de la España vaciada “con un secreto que se quiere ocultar, donde también hay una fosa común de la guerra civil y alguien que la quiere investigar”. Ahí entra en escena la memoria histórica que ya tocó en Dolor. “Para documentarme, tuve la colaboración de una Doctora en Historia de la Universidad de León que, además, está en un grupo de recuperación de fosas comunes”. Esas amargas y reales experiencias sirvieron a Panera de inspiración “para seguir tratando este doloroso tema en el microcosmos de un pequeño pueblo castellano donde también existen conflictos relacionados con el actual clima de confrontación social y política”.
Ambientado en 2017
En esa trama, que ocurre a lo largo de 2017, el paisanaje cobra un protagonismo vital “porque es muy peculiar”. Uno de los símbolos de la decadencia del pueblo es la figura del gasolinero “que ha tenido que cerrar la estación de servicio porque han hecho una circunvalación y ya no tiene clientes”, pero en contrapartida, “el alcalde, que además es su primo, ha estado vivo y ha construido una gasolinera en una ubicación más propicia y que, por otro lado, tiene como objetivo personal ascender dentro del partido”. Otro personaje clave es el de Oso (Fructuoso), un anciano nonagenario que de niño, cuando tenía solo unos 9 años, “fue testigo del asesinato de su padre y ese trauma le hizo perder el habla”.
“Aquí utilizo el proceso de despoblación para hablar de memoria histórica y de crispación social”
La ruptura en la monotonía de un pueblo marcado por un carácter colectivo y una particular manera de contemplar el mundo llega de la mano de personas externas. Por un lado, una “mujer extranjera, hija de una republicana que se tuvo que exiliar a Suiza, que al regresar al pueblo de su madre comienza a agitar conciencias sobre un relato que nunca antes había generado dudas”. También llega desde Barcelona una joven, pareja de un vecino del pueblo, y ambos se hacen cargo del único bar de Vega de la Calzada que llevaba tiempo cerrado. En ese escenario, salen a la luz las diferencias de visión de un conflicto, por entonces en su punto más álgido y mediático, como es el referéndum independentista catalán. “Este tema enfrenta a varios vecinos de un entorno muy pequeño y es la manera que utilizo para reflejar el clima de enfrentamiento social y político de todo un país”. Y, por si fuera poco, la determinación de una asociación memorialista, encabezada por una profesora universitaria local, para investigar la posible existencia de una fosa común, incrementa aún más el conflicto entre vecinos partidarios y detractores.