Quiero mostraros la portada de mi próxima novela.
En mis ultimas obras he tenido una parte muy activa en el diseño de las cubiertas. Por suerte editoriales, diseñadores y autor nos hemos entendido siempre al respecto.
Busco que ese primer vistazo que le dedica un posible lector al libro, además de llamarle la atención, despierte en él una sensación en la que después, si lee la novela, se pueda recrear y descubra una relación directa con la narración.
Hace casi dos años, cuando todavía no había empezado a escribir Paisanaje, pero el argumento y parte de la historia ya bullía en mi cabeza, viajaba conduciendo por carreteras secundarias, por rectas eternas que cruzan por inmensos páramos dónde el único que campa a sus anchas es el cierzo.
Por aquellos llanos de vacío, de vez en cuando atravesaba algún pueblo casi desierto, incluso puede que alguno lo estuviese del todo.
Todo aquello enlazaba a la perfección con una novela que entre otros aspectos, iba a abordar el asunto de la despoblación rural. Y así fue que se presentó delante el motivo que a la postre, daría forma a la portada.
Esas gasolineras abandonadas, a las que la corrosión, la ruina y el avance de la maleza intenta digerir entre el paisaje, son en mi opinión, una de las imágenes más reveladoras de la despoblación.
Volví no hace mucho a ellas, a fotografiarlas, a aquella carretera, a buscar esa relación directa entre el espíritu de la novela y su argumento.
El resultado es el que os muestro y no puedo estar más que satisfecho por como ha hecho suya la idea de la portada Terra Ignota Ediciones.
Nos vemos en los libros.