Una entre millones

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Muchas veces me decía, me decía cuando iba a alguna feria del libro como lector, o al rastro de libros de los domingos en la Plaza Nueva de Bilbao o cuándo rebuscaba entre los estantes de una librería como cliente, me decía si no sería posible que alguna vez, (al contemplar tantos miles de libros esperando ser leídos) alguna hipotética y futura obra mía, no podría tener su hueco entre aquellos volúmenes.
Por aquel entonces, un pasado al que hay que sumarle un buen puñado de años, ya empezaba a escribir muy en serio, disciplinado y la idea de dar forma a una novela era un objetivo claro.
Y entonces lo hice, escribí una obra por la que nadie apostó y que se quedó en el cajón.
Con el paso del tiempo comprendí que era lógico que fuese rechazada por todas las editoriales a las que se la mandé. Era un relato imperfecto sí, con errores de composición, de planteamiento de las tramas y necesitaba reescribirse. Pero a un tiempo, no había duda de que aquello era una novela.
Lo había hecho.
Seguí escribiendo, diría que espabilé y aprendí de mis errores, a la vez que seguía anhelando construir una buena novela y verla, desde luego, compartiendo hueco entre otras, entre miles. Solo una más entre millones y eso, finalmente ocurrió en 2012.
Dentro de unas semanas saldrá editada mi quinta obra y ayer, deambulando por la biblioteca de mi localidad, Basauri, al ver el rincón que muestra la imagen, que muy amablemente me tienen dedicado en la biblioteca con mis «criaturas» me dio por hacerle una foto, ya que nadie había cerca y estas cosas, como que me dan vergüenza.
Pensaba en aquellos años, que la meta era verlas así, editadas, disponibles para cualquier lector. Pero me equivocaba.
No diré que no guste, pero eso es simplemente vanidad. Lo que perseguía y no sabía, era no parar de escribir.
Escribir y que me lean.
Ahí reside, creo, el espíritu que insufla sin fin, energía al autor.
Lo dejo a vuestro juicio.
Yo lo que quiero es escribir, escribir. Escribir… y que de vez en cuándo, alguien me diga: Te leo.