Hoy lunes 4 de Junio de 2012, aparece una entrevista con el autor a doble página en el diario Qué! Nervión
Entrevista a Francisco Panera (pags. 38 y 39)
DIARIO QUÉ! NERVIÓN, 4/JUNIO/2012
J.F.C. /BILBAO
–Las antiguas tribus vascas y la ocupación romana, un tema que incluso ha generado infinitas discusiones y polémica. ¿Cómo ha solventado el problema de la escasez de fuentes históricas?
-No hay demasiadas y la mayoría de ellas ha llegado a nuestros días fruto de la transmisión que principalmente han dado fe las fuentes latinas, las fuentes de aquellos que lograron imponer su modo de vida, pero, por fortuna, siguen apareciendo datos que van aportando luz sobre una época tan desconocida. Una de las preocupaciones a lo largo del proceso creativo de la novela era no cometer ningún disparate en ese sentido. Partiendo de unos datos precisos como son la ambientación de la trama de la novela en un periodo concreto de la historia, utilizando para dotar al texto de mayor verosimilitud de datos objetivos como el nombre de algunas legiones, su disposición a lo largo y ancho del mapa del Imperio, sus campañas, la referencia a personajes históricos o la presencia de las antiguas tribus vascas. Uniendo eso a un hecho concreto en la historia de este lugar como fue el fin, por imperativo de Roma, de los asentamientos en altura (castros), el terreno estaba abonado para que dar luz a una historia, a ‘El sueño de Akala’.
-Se trata de una época apenas tratada en la literatura vasca.
-Así es. Cuando echamos la vista atrás para buscar en el pasado momentos que intensifiquen con su gravedad un relato, nos retrotraemos en muchas ocasiones a un pasado mas o menos inmediato, a la Guerra Civil, a las Guerras Carlistas… o a la Edad Media, que también es una época fascinante. Pero parece que más atrás no hay nada, o al menos está muy difuso. He de confesar que no estaba en mi pretensión el crear una novela histórica, porque ‘El sueño de Akala’ no es una novela histórica. Bien es cierto que hay diversos aspectos que quizá puedan inducir a etiquetarla de esa manera, pero tales argumentos son los pilares para dar verosimilitud a una novela de aventuras, a un relato que al amparo de unos acontecimientos históricos, que es verdad que se dieron, pretende ofrecer una historia llena de lances y giros inesperados, abordando de fondo aspectos como la libertad, el odio, el perdón… el amor a la tierra y la búsqueda de la paz interior.
-¿Por qué se le ocurrió abordar una historia en este contexto?
-Aún le sigo dando vueltas. Tenía la historia rondando por la cabeza, incluso partía en origen de un relato corto, pero necesitaba algo que ‘ligase’ esos ingredientes para conseguir su correspondiente salsa, y la respuesta aparece un día de improviso delante de mis ojos. Al tiempo que por aquel entonces andaba sumergido en la lectura de libros sobre las campañas romanas contra cántabros y astures, cae en mis manos el artículo de un periódico que versaba sobre el antiguo castro de la Edad del Hierro del monte Malmasin. El castro, la lectura de esos días y el relato corto coincidían en espacio y tiempo. Ese fue el germen. Obviamente, después de tomar la decisión de seguir ‘ese camino’ hube de empaparme bien durante bastante tiempo de toda la historia y costumbres que pude sobre los lugares por los que iba a discurrir la obra.
-¿Hasta qué punto influye en un basauritarra la figura imponente y casi perfecta del Malmasin?
-Confieso que siempre he sentido una gran debilidad por ‘ese trozo de tierra’. Fue, junto con el monte Pagasarri y alrededores, escenario de juegos y salidas con los amigos en mi juventud, como ahora lo sigue siendo con mis hijos, pero desde que se convirtió en parte de la historia de mi novela lo veo con otros ojos. Descubrir a medida que el relato avanzaba y paralelamente a ello seguía empapándome de historia sobre el lugar y sus alrededores, que el castro de Malmasin fue morada de otros hombres y mujeres siglos antes de nuestra era y que, casi con total certeza, es el origen de lo que a la postre iría dando luz a otros asentamientos que acabarían por ser Bilbao, me invitaba a reflexionar y a intentar trazar un invisible lazo de unión con aquel tiempo, con aquel mundo, con aquellas gentes. Para ser una pequeña montaña, su figura enclavada en la intersección de tres valles es perfecta, es imponente.
-El personaje principal ve el futuro. Los adivinos de esta tierra tenían gran fama entre los romanos.
-Es cierto y así lo transmitieron los cronistas y así lo recoge también Caro Baroja en sus obras, pero quizás ese reconocimiento vaya unido no sólo a las artes adivinatorias más o menos afortunadas de los agoreros de turno, sino a unas creencias o ritos, a cultos ancestrales a la naturaleza, muy notorios y arraigados hasta la Edad Media. Tales aspectos también tienen su presencia en la novela, pero, como en todo en la vida, también aparece algún que otro escéptico. No me cabe en la cabeza que todo el mundo tuviese el mismo concepto de trascendencia o de espiritualidad, por mucho que la corriente mayoritaria así los profesara. Una postura difícil, sin duda, a lo largo de los tiempos.
-¿Cuántos esfuerzos le ha costado poder ver su primera novela en las librerías?
-Mucho, la verdad. Creo que lo importante es perseverar, no rendirse. Ser muy riguroso con uno mismo para que al final aquello que logres crear tenga una calidad reconocida. Después, el que guste más o menos… quizás también influya un poco ahí la suerte, estoy seguro. Digo esto porque ‘El sueño de Akala’, como bien dice, es mi primera novela publicada, pero es la segunda que escribo. Existe una anterior, además de relatos cortos que no han visto aún la luz. Una obra muY distinta que en su día también llamó a las puertas de las editoriales y no fue publicada. Ahora, pasado el tiempo, estoy seguro de que le faltaba algo, todo tiene su razón y de todo se aprende. Ahí precisamente creo que comienza el proceso que en un futuro desembocaría en poder, por fin, ver la obra propia en los escaparates y las estanterías de las librerías. Persistir en lo que agrada y escribir en principio para uno y quienes te rodean. Que después llegue la posibilidad de publicar, es la guinda del pastel.
-¿Qué cree que pensaría Akala de este siglo XXI?
-Akala formula preguntas sencillas pero trascendentes, unas preguntas a las que nadie es capaz de darle una respuesta. Creo que hoy hay muchos chicos y chicas de su edad que también las hacen en muchas partes del mundo. Akala tiene que pasar por un duro trance. Hoy, un chico o una chica de 12 años supongo que ve la vida con esperanza y el futuro se le presenta lejano. Así creo recordarlo en mi caso a su edad. Pero pronto verán que el porvenir que les aguarda, lamentablemente, será más hostil que el que tuvieron sus padres. Es triste reconocer que quizás la próxima generación lo tenga más difícil que su predecesora. Así que, recurriendo a Akala, espero que, como él, no se rindan y que luchen. Que luchen por ellos y, sobre todo, por ser felices.