Este pasado 30 de noviembre, presenté Dolor en el Almodobar, un local hostelero con una personalidad muy propia.
Situado en la calle Cortes de Bilbao, un barrio que ha sido asociado durante mucho tiempo con problemas y delitos derivados del tráfico de drogas y prostitución, que poco a poco parece que va, o irá, superando esa problemática, el Almodobar es una muestra de ese cambio. Entrar en él, es cómo hacerlo en alguna de las películas del director Pedro Almodovar. Así que me ahorro lo de explicar el motivo de esa B.
Aún así, este local mantiene un carácter peculiar y es que, hace décadas y con el nombre de El Tirol, ese local era un cabaret. Eran años, según nos cuentan, en que todo ese barrio bullía de actividad lúdica, algunos prostíbulos se entremezclaban con bares y cabarets, dando un aire canalla muy particular a esa parte de la ciudad. Años después, con la llegada de drogas tan adictivas cómo la heroína o cocaína, todo ese glamour que dicen, desapareció.
Ahora vuelven a aflorar locales que le están dando otro aire, lentamente sí, a esa parte de la ciudad. Por tanto llevar ni última novela a un lugar así, que además es escenario de varios capítulos de la trama, me lo he tomado cómo una experiencia muy personal. Un lujo.
Además para la presentación, ahí, encaramados al pequeño escenario de lo que antaño fuese un cabaret, conté con la ayuda de la escritora, divulgadora, colaboradora en los medios… Ainara G. Goitiandia, en las redes conocida cómo @berdalari, que con las tablas con las que se manejaba, transformó esta presentación en una estupenda entrevista, en la que los asistentes interactuaron con nosotros, y yo me sentí muy cómodo. La verdad, es que deseando repetir.
Pude ya, pasados escasos dos meses de la publicación de Dolor, testar algunas opiniones de los lectores y solo puedo darles, daros las gracias. Esos ánimos son vitales para cualquier autor, son gasolina para arrancar con otra novela.